Final de temporada
Cuando la travesía emprendas hacia Ítaca,
pide que sea largo tu camino,
lleno de aventuras, pleno de saberes.
a los lestrigones y los cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
nunca se cruzarán en tu camino,
Si es alto tu pensar, si una emoción delicadaen tu espíritu y tu cuerpo anida.
(...)
Pide que sea largo tu camino,
Y muchas las mañanas de verano en que -con que placer, con que alegría- entres en puertos nunca vistos;
(...)
Itaca te brindó el espléndido viaje.
Sin ella no te habrías puesto en camino.
No puede ya ofrecerte nada más.
CONSTANTINO CAVAFIS
Tengo la sensación de que necesitamos un descanso. Siento que empiezo a fatigaros con tanto relato. Quiero oxigenar vuestra generosa atención y daros un descanso y, de paso, aprovechar para concentrarme en escribir hacia dentro, sin hacer ruido, como terapia, porque voy a seguir escribiendo, más por supervivencia que por otra cosa, noto que me va la vida en ello.
Tengo que daros las gracias porque me he sentido muy acompañado durante esta primera temporada de Amanecer en el Abismo. Me habéis escuchado en cada capítulo y eso ha contribuido a que me sienta un poco más libre. Sois muchos los que me leéis pero, ¿sabéis?, detrás de cada reacción a mis relatos, yo no he visto “likes”, o visitas. Tampoco comentarios o “shares”. Yo sólo he visto corazones. Corazones singulares, únicos, importantes, corazones que me alientan y con los que siento un vínculo especial. Me da igual cuantos, con la fuerza de uno solo hubiera bastado para sentirme recompensado y agradecido.
En este nuevo periodo de escritura íntima, tal vez sea capaz de rescatar historias que seguir contándoos y quien sabe si para la vuelta al cole, este preso también regrese con una nueva temporada de Amanecer en el Abismo en su mochila. Dejémoslo en un quizás.
Yo sigo en el viaje. Sigo en mi ‘‘buena lucha”. Infatigable.
Como Ulises, sigo buscando Ítaca y como Cavafis en el poema que comparto al principio, siento que es en el viaje donde reside el sentido y la recompensa, donde está el aprendizaje y la transformación. Ítaca no es más que un pretexto para emprender el camino. Os lo he intentado demostrar a lo largo de esta historia que narro desde prisión, sin sentirme ejemplo de nada, sólo tendiéndoos mi mano humilde, desde una libertad singular y asombrosa, una libertad entre rejas. El camino se puede emprender en cualquier lugar y no hay cárcel, ni adversidad que deba desdibujar tus sueños. Elige tu Ítaca, sitúala en el mapa y ponte en camino sin excusas.
GRACIAS, buena suerte y hasta siempre.