Feliz Navidad y un poemilla rebelde

Feliz Navidad y un poemilla rebelde

Señor, cómo me pude quejar de aquella cuesta, de aquel camino torcido, de aquel camino de tierra, si el polvo de aquel camino me ha traído a tu presencia.

Esta es la segunda felicitación de Navidad que os hago desde la cárcel. Es una idea triste y espero que no hayan muchas más. A pesar de todo, vivo la Navidad con serenidad porque siento demasiada veneración por el que nació en estos días como para reprocharle que haya decidido meterme aquí dentro.

Y hoy, lo que quiero es felicitaros las fiestas y por eso he decidido hacerlo con un poema, eso sí, más rebelde que navideño. Un poemilla que expresa todo lo que, aún estando aquí, debo celebrar y que consigna todo lo que la cárcel no me ha podido arrebatar. Un poema que nos recuerda que el ser humano es lo bastante complejo y sorprendente como para que se le reduzca sencillamente a su adversidad. ¡Feliz Navidad!.


Y NO ME ARREBATARON

Y no me arrebataron:

La sonrisa sin miedo.

El deseo intacto.

La gratitud diaria.

Las ganas crecidas.

Y no me arrebataron:

La familia en suspiros.

El olvido imposible.

La paciencia adiestrada.

El mañana que canta.

Y no me arrebataron:

La verdad irremediable.

La oración por mis hijos.

La palabra precisa.

El mar que me espera.

Y no me arrebataron:

La voluntad soberana.

Mi mano tendida.

La fe que me alienta.

El fiel amigo.

Y no me arrebataron:

La pena asumida.

El dolor entendido.

La esperanza jurando.

Esta vida hermosa.

Y no me arrebataron:

El perdón tan estoico.

El último asalto.

El amor que me salva.

Soñar contigo.

I.V.

Las trincheras de Dios

Las trincheras de Dios

La prueba del algodón

La prueba del algodón